Cuando pensamos en la palabra «duelo», solemos asociarla con la pérdida de un ser querido. Sin embargo, el duelo también puede experimentarse en otras situaciones de la vida, como el diagnóstico de una enfermedad grave o crónica. En estos casos, el duelo no es por la pérdida de una persona, sino por la pérdida de la salud, de la vida tal como se conocía hasta el momento o de la autonomía. Comprender este proceso es esencial para afrontarlo con mayor bienestar emocional.
¿Qué es el duelo en la enfermedad?
El duelo en la enfermedad es una respuesta psicológica ante el cambio drástico que implica un diagnóstico significativo. No se trata solo de la enfermedad en sí, sino de todo lo que conlleva: ajustes en la rutina, incertidumbre sobre el futuro, limitaciones físicas o emocionales, e incluso la pérdida de ciertos roles sociales o laborales. Este proceso afecta tanto a la persona diagnosticada como a sus familiares y cuidadores, quienes también atraviesan su propio proceso de adaptación emocional.
Las fases del duelo en la enfermedad
Elisabeth Kübler-Ross describió el duelo en cinco etapas, que pueden experimentarse en distinto orden o incluso superponerse:
- Negación: Es la primera reacción tras recibir un diagnóstico difícil. La mente se protege del impacto con pensamientos como “Esto no me puede estar pasando” o “Debe haber un error en los exámenes”. Esta fase puede brindar un respiro temporal, pero si se prolonga, puede impedir la aceptación y el inicio del tratamiento.
- Ira: Una vez que la negación se disipa, es común sentir enfado, frustración o resentimiento. La persona puede preguntarse “¿Por qué a mí?” y dirigir su rabia hacia médicos, familiares o incluso hacia sí misma.
- Negociación: En esta fase, la persona intenta encontrar soluciones o pactos, ya sea con médicos, con la vida o incluso con lo trascendental. Pueden surgir pensamientos como “Si sigo al pie de la letra el tratamiento, quizás todo vuelva a la normalidad”.
- Depresión: A medida que la realidad se asienta, pueden aparecer sentimientos de tristeza, desesperanza y aislamiento. En esta etapa es crucial contar con apoyo emocional, ya que la angustia puede llevar a la persona a descuidar su tratamiento o desconectarse de su entorno.
- Aceptación: En este punto, la persona reconoce la nueva realidad y comienza a adaptarse a ella. La aceptación no significa resignación, sino aprender a vivir con la enfermedad de la mejor manera posible.
Factores que influyen en el proceso de duelo
El duelo ante la enfermedad no se vive de la misma manera en todas las personas. Hay varios factores que pueden influir en cómo se afronta esta experiencia:
- La naturaleza de la enfermedad: No es lo mismo recibir un diagnóstico de una enfermedad crónica que de una enfermedad terminal.
- La personalidad y resiliencia del individuo: Las estrategias de afrontamiento previas y la capacidad de adaptación juegan un papel fundamental.
- El apoyo social: Contar con una red de apoyo emocional y social puede facilitar el proceso y ayudar a la persona a sentirse acompañada.
- Experiencias previas con enfermedades: Haber vivido de cerca otras enfermedades en familiares o amigos puede influir en la manera en que se asume el diagnóstico propio.
Cómo afrontar el duelo en la enfermedad
Afrontar el duelo de la enfermedad no significa solo sobrellevar el impacto emocional, sino también encontrar maneras de reconstruir la vida en esta nueva realidad. Algunas estrategias que pueden ayudar incluyen:
- Validar las emociones
Es importante recordar que no hay una forma “correcta” de reaccionar. Cada persona experimenta el duelo de manera única, y permitirse sentir tristeza, miedo o enojo es parte del proceso de adaptación.
- Buscar apoyo emocional
El acompañamiento psicológico puede ser clave para manejar el impacto emocional de la enfermedad. Terapias como la cognitivo-conductual pueden ayudar a modificar pensamientos negativos, mientras que los grupos de apoyo brindan un espacio seguro para compartir experiencias con otras personas en situaciones similares.
- Mantener hábitos saludables
Aunque el diagnóstico pueda generar desánimo, es importante cuidar la alimentación, el descanso y la actividad física en la medida de lo posible. Mantener una rutina puede proporcionar estabilidad y una sensación de control.
- Redefinir metas y propósito
Aceptar una enfermedad implica reorganizar la vida, pero esto no significa renunciar a tener proyectos o ilusiones. En algunos casos, la enfermedad puede llevar a la persona a descubrir nuevas pasiones o a fortalecer sus relaciones interpersonales.
- Comunicación abierta con el entorno
Expresar lo que se siente y lo que se necesita puede mejorar la relación con familiares y cuidadores. Es normal que las personas cercanas no siempre sepan cómo actuar, por lo que una comunicación clara puede ayudar a fortalecer el apoyo mutuo.
Conclusión
El duelo en la enfermedad es un proceso complejo que implica despedirse de una parte de la vida que se conocía y adaptarse a una nueva realidad. No es un camino fácil, pero con el apoyo adecuado, estrategias de afrontamiento y el tiempo necesario, es posible seguir adelante y encontrar nuevas formas de bienestar.
Aceptar la enfermedad no significa rendirse, sino aprender a convivir con ella de la mejor manera posible, buscando la mayor calidad de vida y bienestar emocional.
💬 ¿Has atravesado o acompañado a alguien en este proceso? Comparte tu experiencia en los comentarios.